Las mejores épocas de nuestras vidas son aquellas en las que acopiamos el suficiente valor como para rebautizar nuestra maldad como lo mejor que hay en nosotros"

Friedrich Nietzsche

sábado, 26 de julio de 2014

Directo hacia el Abismo!

Por alguna razón descabellada, que se escapa de mis manos y de mi consciencia racional, tengo dentro el bicho del deseo de lo absurdo. El meollo del asunto es que quiero algo que había pensado nunca volvería a desear. Había planeado una vida sin su presencia y sin tapujo alguno lo había erradico de mis sueños y de la arquitectura de mi vida. Pero ahora reaparece como una sombra, como el monstruo seductor que ha permanecido oculto por años en el baúl de las causas perdidas.


Es una abominación para mis propósitos más sublimes, y aun así conmovido hasta los huevos busco irremediablemente su calor. Ansío el deleite dulce y empalagoso de sus juegos inútiles y repetitivos. Quiero para mí las alas de su resplandor y la satisfacción etérea e idiota que me da su cálida sonrisa.

Me arriesgo como un auténtico insensato, ofreciendo mi carne trémula al capricho de sus desvaríos, de sus designios, de sus deseos. Actúo como alguien que movido por el más depravado de los hechizos de la más pura magia negra busca el objeto de su irreflexiva obsesión, aun a costa de su propia vida. Retomo maquinaciones inservibles de la inocencia idealista y las pongo en secreto como estandartes de la ruta a la perdición y al placer sin límites.

En resumen, me dirijo directamente hacia el abismo. Vendado por un sinnúmero de sensaciones y sentimientos disparatados, ridículos, brillantes y encantadores que me complican la vida. Que le quitan el sentido pragmático, para sumergirla en el mar del surrealismo más delicioso que ningún ser humano puede soportar sin perder definitivamente y sin titubeos la cordura.


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