Las mejores épocas de nuestras vidas son aquellas en las que acopiamos el suficiente valor como para rebautizar nuestra maldad como lo mejor que hay en nosotros"

Friedrich Nietzsche

sábado, 9 de agosto de 2014

Mi Panteón

Con el advenimiento de las grandes religiones monoteístas, o pseudomoteístas en el caso del Cristianismo, el ser humano perdió lo que en otro tiempo era un derecho inalienable: poder adorar a sus propios dioses. Pero esta realidad antes incuestionable no se detenía ahí; en el pasado se podían escoger los dioses en los cuales creer, a los que adorar y a los cuales servir. He aquí donde nace la esclavitud de las religiones actuales: la obligatoriedad del dogma, la cosmogonía y la automutilación multidimensional con el único fin de satisfacer las necesidades de una estructura religiosa que dice ser la representación del dios único sobre la Tierra.


Es precisamente la reivindicación de este derecho sagrado lo que me dispongo a dibujar en estas líneas. Pero antes debo aclarar que para mí la adoración de uno o varios dioses no es en esencia repetir una serie de rituales sin profundidad de contenido y valor simbólico personal. Por el contrario, es más bien nutrirse del arquetipo que cada dios representa amándolo, viviéndolo, meditándolo. Enmarcando este proceso de estructura en una convergencia hacia el centro, lo que es lo mismo que moverse en una tendencia hacia la integración del propio ser. Alineando los ciclos con uno mismo, lo que es igual que dirigirse a través de un viaje interno hacia el Todo.


De este modo, he escogido mi propia triada divina: Buddha, Shiva e Inanna. Cada uno de ellos con aspectos, en apariencia, contradictorios y otras veces complementarios. Cabe destacar que encuentro en su conjunto un discurrir lógico de la cosmogonía en la que creo. Ahora bien, esta sagrada trinidad no implica exclusividad religiosa. De hecho, estoy dispuesto a incorporar otros dioses, espíritus de la naturaleza, entes sobrenaturales, formas filosóficas, mentales, espirituales o cosmogónicas en mi panteón. Como el ángel de la muerte por ejemplo. No obstante, el énfasis se hará sobre esta triada, sin extrapolar el concepto del dios único a la misma.

En este orden de ideas, lo primero que quiero resaltar es que los tres arquetipos (léase dioses o viceversa) adoptan una actividad preponderante. Así Buddha medita en posición de loto, Shiva ejecuta la danza cósmica de la destrucción y la creación e Inanna hace el amor con sus amantes a la par que la guerra con sus enemigos. De este modo, encuentro que cada una de estas actividades tiene un significado en múltiples dimensiones. Siendo pasibles a interpretaciones diversas y simultáneas en los ámbitos psicológico, moral, filosófico o espiritual.

En consecuencia, si analizamos a Buddha nos encontramos en un extremo del espectro. La actitud de meditación, de introspección, de “encontrar la verdad dentro” resulta vital para la cosmogonía que se propone. Del mismo modo, esa premisa que dice que la verdad está dentro de cada uno de nosotros y que cada uno debe hallar su propia senda orienta esta manera de ver al mundo. Así Buddha es el arquetipo (el dios, el maestro) de la meditación, la reflexión, la enseñanza y la apertura despierta del ser. 

Teniendo como bases morales:

  •  Actitud reflexiva frente al otro, pensando siempre antes de actuar. Dominando nuestras pasiones en momento críticos.
  •   Tener consciencia en cada acto de la vida. Esto es hacer a los otros lo que queremos que otros hagan por nosotros. Esto entendido bajo la metáfora de los infinitos brillantes que forman la red divina de Indra. Como es obvio, todo está interconectado el concepto de separación es sólo una ilusión de Maya.

Por su parte, desde el punto de vista psicológico Buddha ofrece:

  • ·         Una comprensión del “yo” como un agregado psicológico, no como un ente por sí mismo. Por tanto, dicha construcción es mutable.
  • ·         No nos debemos guiar sólo por el ego, pero debemos escucharnos, reconocernos, aceptarnos, amarnos. Se debe incluir a la sombra o aquellos aspectos menos reconocidos, aceptados, amados o luminosos de nuestro propio ser.
  • ·         No se trata de huir del dolor, sino de desprenderse de los apegos para así darse cuenta que el dolor producto de los apegos es ilusorio. Porque representa un concepto de separación que realmente no existe.

Si se lo ve desde el punto de vista filosófico encontramos en Buddha:

  • ·         Nada es permanente, todo cambia. Pero todo vuelve al mismo punto, pero con una forma diferente.
  • ·         Todo está interconectado con Todo. Red divina de Indra. No hay separación.
  • ·         Un objetivo es darse cuenta de Maya, de la matriz de la ilusión.
  • ·         No debe haber apego, ni siquiera a los conceptos.

Finalmente, desde lo espiritual nos fundamentamos en Buddha:

  • ·         La liberación del apego, se da a través de la aprehensión de la verdad.
  • ·         El resultado de todo esto es la sublimación y sutilización de la existencia.

El segundo elemento de esta triada es Shiva. El dios de la creación-destrucción del Hinduismo. Es el espíritu masculino primordial, el señor del Tantra: la sexualidad como experiencia divina. La fuerza de la destrucción y la renovación; del cambio. En su danza cósmica ejecuta precisamente este ciclo. A  pesar de ser el dios de la destrucción y la muerte, es el dios más benévolo de todos. Trayendo muchas veces estos fenómenos por compasión con los seres que sufren. Es el patrono del arte y de la música; siendo estas expresiones también de la divinidad.

En este sentido, desde el punto de vista moral Shiva:

  • ·         Es el dios más benévolo de todos. El más compasivo, movido por la piedad con todos los seres. Llega también a sacrificarse por otros, cuando estos lo merecen.
  • ·         Es el dios que protege la naturaleza y los animales. Nos enseña a cuidarlos por la divinidad que encarnan en esta realidad tangible.
  • ·         Es un dios equilibrado entre las fuerzas del “bien y el mal”. Dice la leyenda que tiene buenas relaciones con todos los seres; desde demonios hasta dioses de luz. Sin discriminar a ninguno o tomar partido por uno de los “bandos”.

Por otra parte, psicológicamente hablando encontramos que:

  • ·         El yo no es algo estático, siempre cambia. Así como las cosas en lo que llamamos realidad cambian gracias a su danza de destrucción-creación.
  • ·         La muerte hace parte de la vida, la vida no existe sin muerte. Por tanto, no hay que temerle. Del mismo modo, no hay que temer a vivir intensamente.
  • ·         Shiva es el dios de lo desconocido y lo indomable del mundo natural. Pero también lo es de la naturaleza humana. Por tanto, debemos ahondar y conocernos a nosotros mismos; nuestra propia naturaleza.
  • ·         Representa el caos, todo lo distinto, lo incomprendido por el hombre. No debemos comprender todo.

Asimismo, desde un punto de vista filosófico tenemos que:

  • ·         Todo cambia. Todas las estructuras deben ser destruidas por Shiva para generar renovación. La muerte es vida. La destrucción es creación.
  • ·         Shiva es la fuerza masculina primordial. Es todo lo que se mueve y rompe el entramado estático de la vida. Shiva es impulso vital.
  • ·         Dios de la causa y el efecto. Todo tiene una consecuencia; una respuesta opuesta de misma intensidad.
  • ·         Además, es el dios de la sabiduría. No es suficiente la devoción sin el conocimiento.

Por último, desde una dimensión espiritual podemos dilucidar que:

  • ·         Tener presente que todo cambia, por tanto son inútiles los apegos. Se busca disfrutar la belleza de la renovación.
  • ·         Shiva es el dios de la compasión, la muerte y la sanación. Elementos vitales para el ser humano.
  • ·         Shiva no adopta dogmas rígidos y anquilosados.
  • ·         Debe haber siempre un equilibrio entre las fuerzas “antagónicas” dentro del ser.

Finalmente, para cerrar la triada encontramos a Inanna. Ella es la diosa de la fuerza femenina primaria. Es la diosa del Tantra (meditación, éxtasis e iluminación a través del sexo), es la diosa de la guerra y del amor.  Ella es la amada y la que ama. La que exige sacrificios, pero da su propia carne y sangre por aquellos a quienes ama.

La muy amada Inanna nos enseña desde lo moral:

  • ·         Respetar a nuestros amigos y enemigos, valorando la persona que hay detrás. Hacer esto con todas las personas, intentando ver más allá de lo evidente. El trasfondo y valor de cada persona.
  • ·         Es obligación defenderse, si es posible justamente, ante cualquier agresión. Debe ser de importancia capital el autorespeto y la lealtad con uno mismo.
  • ·         Con los amantes se puede jugar a cualquier cosa, siempre que haya seguridad y consenso.
  • ·         Debe haber siempre un equilibrio entre autorespeto y respeto por los demás.

Psicológicamente Inanna nos da herramientas como:

  • ·         Es vital el análisis de la sombra, hasta llegar a amarla, respetarla e incorporarla. Entendiéndose como todos aspectos que hemos rechazado de nosotros mismos en un proceso adaptativo hasta el presente.
  • ·         Debe haber siempre una autoexploración en todo sentido.
  • ·         Se debe amar el cuerpo como la herramienta más valiosa para ese proceso de autoconocimiento.
  • ·         Debe haber una liberación de todos aquellos conceptos o elementos que nos atan y no nos dejan ser completos y felices. Para esta liberación a veces es necesario hacer una guerra santa interna.
  • ·         La naturaleza es nuestra madre, como dependemos de ella y de ella venimos debemos preservarla.
  • ·         El autovalor depende de uno mismo, jamás de los demás. Valemos por lo que somos, no tenemos que mostrar nada a los demás.

Igualmente, desde el ángulo filosófico encontramos que:

  • ·         Inanna es la fuerza femenina primordial. Aquella que sustenta, ama y lucha.
  • ·         La autoexploración es uno de los fines de la existencia. Se debe dar una aceptación de la propia configuración del ser.
  • ·         Todos los seres humanos somos iguales, por tanto debe haber respeto y consideración para todos.

Para terminar, desde el punto de vista espiritual derivamos de Inanna:

  • ·         El conocimiento propio es una de las tareas de Dios que efectuamos nosotros. Es nuestra tarea.
  • ·         Se busca una liberación del apego. Un autoconocimiento sin estancamiento.

En última instancia, hace falta puntualizar un par ideas en lo referente a esta cosmogonía:

  • ·         Debe haber un equilibrio moral, psicológico, filosófico y espiritual. Una compensación entre el lado oscuro y luminoso de cada uno de nosotros; produciendo así un estado de completitud. Las fuerzas complementarias siempre deben estar en equilibrio.
  • ·         Esta es una visión del mundo panteísta. Es decir, todos somos Dios y Dios está en todo. No hay separación. Por tanto, tenemos una tarea que cumplir: esta es el autoconocimiento.
  • ·         Todo está en continuo movimiento. No obstante, a veces no lo logramos percibir por nuestra limitación temporal. La vida humana es muy corta para ver los procesos a largo plazo.
  • ·         Debemos agradecer por la oportunidad de estar aquí para aprender. En algún momento decidimos vivir esta misma experiencia.
  • ·         Nuestra naturaleza es mortal e inmortal, esto es un claro reflejo que en el Universo las cosas tienen dos o más naturalezas o realidades simultáneamente.


Los aspectos mencionados, son sólo algunos puntos de lo que significan Buddha, Shiva e Inanna para esta cosmogonía. En estos aspectos se profundizará y se reflexionará. Sin duda, más adelante aparecerán otros muchos elementos y probablemente se replantearán algunos de los ya expuestos. Cada vez que meditamos, comprendemos la realidad, la naturaleza, a los demás o a nosotros mismos, cada vez actuamos con compasión, que hacemos cambios en nuestras vidas encaminados a ir hacia el centro, que danzamos, que tenemos contacto con la música o el arte, que hacemos el amor, que amamos, que hacemos la guerra contra lo que no nos permite ser plenos y felices estamos adorando, honrando, relacionándonos con estos arquetipos. Finalmente, son dioses que nos son entregados para interpretar esto a lo que llamamos “Realidad, Vida, Universo, Dios”.

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