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Dios Zeus, asociado al águila |
Hace unas semanas mientras veía
en Youtube una regresión hipnótica del hipnotista italiano Calogero Grifasi a
una paciente, esta refirió que después de la muerte de cada una de sus vidas
anteriores, la presente y las futuras (recordemos que el tiempo no existe de
forma lineal) iba siempre a un mismo lugar. Era un planeta en alguna parte de
nuestra galaxia dónde todas las almas arribaban después del desprendimiento
material y allí revisaban sus vivencias. Lo interesante era que una vez
cumplido su proceso allí eran enviadas de nuevo a alguno de los planetas
habitados con vida material para repetir las lecciones no asimiladas y para
tomar experiencias nuevas. Pero la clave del asunto no vino hasta que Calogero
preguntara a la mujer por el “director” de aquel lugar; la respuesta que
recibió es que aquel ser era conocido como Zeus.
Zeus era pues el Protector, el
Guía Supremo que orientaba la “Rueda de las Reencarnaciones” de los seres que
asumen existencia material. Su fisionomía era la de un dios con cuerpo humano y
con cabeza de águila que gobernaba sobre los planetas de experimentación y sobre
el renacimiento de los seres. Era a su vez, un legislador que infundía un temor
reverente y ordenaba cuales eran las
lecciones que debía adquirir cada ser.
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Dios Horus, con cabeza de halcón |
En respuesta, cada uno se estos
seres en experimentación se “comprometía” con él en experimentar cuantas veces
fuera necesario. En el caso de esta paciente de Calogero Grifasi en particular
llamaba la atención que veía cada reencarnación como un reto y tenía una
marcada propensión a probar. Cuando se le preguntó si aquel dios se llamaba
Horus (por la clara asociación a este dios supremo con cuerpo humano y cabeza
de halcón), la paciente dijo que Horus era su “hermano” y que sojuzgaba junto
con el dios de cabeza de águila; siendo ambos parte de una raza de homínidos
con testa de ave rapaz.
Cuando el terapeuta le preguntó directamente a esta
divinidad que pasaría si una persona decidiera dejar de reencarnar,
desobedeciendo sus designios, Zeus respondió que cada alma o ser tiene libre
albedrío y podría dejar de hacerlo; aunque esa no era la idea de nuestra
existencia espiritual.
Mi asombro, no obstante, llegó
más tarde cuando hice una pequeña investigación sobre la filiación del dios
Zeus de la mitología griega y el águila. En efecto, el águila es el animal
representativo o totémico del rey de los Dioses Olímpicos; siendo la Flammiger
Ales la expresión más augusta del ave que trabaja en su nombre en un buen
número de relatos míticos. Además, es Zeus el dios que representa el poder del
Universo ordenado y arrebatado al reinado infame de los Titanes; criaturas
primordiales y bestiales que asumen el papel del caos primigenio.
Asimismo, Zeus es el dios del
rayo y de las tormentas (el rayo era un elemento que compartía la imagen de este
“Zeus astral”), gobernante del mundo y del destino de la Humanidad en su
conjunto. Este último es un dato muy interesante porque concuerda con la
descripción del dios arcano de la mujer hipnotizada.
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Prometeo en su castigo eterno |
En arreglo de estos conceptos, a
mi memoria viene también el relato de Prometeo. Aquel hijo de Zeus que le
ofreció al ser humano el fuego que le permitió aproximarse peligrosamente a los
dioses en contra de la voluntad de su padre. Recibiendo por tal osadía en
algunos relatos el castigo de ser devorado diariamente por un águila gigante,
sin duda la Flammiger Ales, enviada por su progenitor. Es curioso reconocer que
dicho mito puede encontrar eco en el relato bíblico del Árbol del Bien y del
Mal, y del posterior castigo de Adán, Eva y la Serpiente.
Cuando entendí esto, y siguiendo
una corazonada, me di a la tarea de buscar otros dioses del rayo en otras
mitologías y encontré correlaciones fascinantes. Descubrí una larga lista de
dioses indoeuropeos, mediterráneos y asiáticos que pueden responder a las reminiscencias
de aquel Zeus referido por aquella paciente en estado de hipnosis.
Así pues, comenzando con la lista
menciono a Taranis dios principal de la mitología celta de los pueblos de la
Galia y Britania. Era conocido por el apelativo del “Atronador”, era a su vez
dios padre y regente del Cielo, rey del trueno, de la luz, de la Rueda Cósmica
(conocida en otras culturas como la Rueda de las Reencarnaciones), señor de las
estaciones, del día, amo del Infinito, regente de la agricultura y asociado a
la naturaleza vegetal. Llamativas coincidencias con el Zeus mítico y astral referido
en sesiones de hipnoterapia.
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Dios Thor, vinculado al rayo |
Por su parte, encontramos también
a Thor en la mitología nórdica y germánica amo de las plantas, la agricultura,
el trueno, el clima, protector de la Humanidad, la sabiduría, la magia, las
runas. Era además reconocido como dios de la guerra que había logrado acabar
con hordas de gigantes abominables del comienzo de los tiempos. Del mismo modo,
podemos hablar de Indra rey de los dioses y deidad suprema en la antigua
religión védica. Es también el señor de la tormenta, el rayo, la vegetación y
la guerra. Es aquel que todo lo sabe y que ve todas las cosas que pasan en el
mundo. Se dice que tiene miedo de perder su lugar como Regidor de la Creación y
por eso manda huestes de prostitutas celestiales a desviar a las almas más
evolucionadas entre los hijos de los hombres, de tal modo que nunca lleguen a alcanzar
Su nivel de evolución.
De otro lado, siguiendo el rastro
indoeuropeo de esta figura arquetípica encontramos a Perún; dios supremo del
panteón eslavo. Amo del rayo y el trueno. Representado indefectiblemente por el
águila y por el toro. Señor del firmamento, el fuego, las armas y la guerra. Si
mencionamos, a su vez, a los pueblos mediterráneos descubrimos a Tinia dios
principal de la mitología etrusca; amo de los cielos, el rayo, las lanzas y la
guerra, de los cetros (que implican dominio y realeza), además de ser el
Regente del paso de Tiempo. Es sorprendente ver hasta aquí al mismo personaje:
representante de la fuerza masculina, simbolizado por el águila, destructor de
gigantes y ordenador de la Creación, señor del rayo y el trueno, amo de la
guerra, de la agricultura y la vegetación, rey de los cielos y regente de los
ciclos cósmicos y espirituales.
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Dios Teshub, asociado aquí a la rueda |
Pero la semejanza no termina ahí,
también podemos referirnos a Haddad dios asirio de las tormentas y los truenos,
las lluvias y las plantas. Dios asociado a un toro salvaje. Igualmente,
encontramos a Teshub dios principal de la religión de los pueblos hititas.
Señor guerrero vinculado al toro y aniquilador del Dragón. Amo de la Tormenta y
de sus manifestaciones y consecuencias naturales. Finalmente, al otro lado del
mundo, en China se destaca el dios Lui-Sin. Cuyo atributo es el trueno y el
rayo; y se le suele presentar como una figura monstruosa rasgando el cielo con
su enorme pico de águila.
De este modo, encontramos en
diferentes tradiciones del mundo (algunas separadas por miles de kilómetros) un
mismo arquetipo; este es el de un dios gobernante, supremo, asociado a la
agricultura, la guerra y el poder. Asimilado en algunos casos también a la
“Rueda de las Reencarnaciones”. Un ser que se ve a sí mismo como un Protector
de la Creación, un ordenador que está vinculado principalmente al águila, pero
en ocasiones también al toro.
Asimismo, Volviendo a los datos
aportados por la hipnoterapia de Calogero Grifasi, encontré otra sesión con una
paciente diferente que puede hacer referencia al mismo escenario (pongo la
dirección en Youtube aquí
http://www.youtube.com/watch?v=0SO7I_FeMV0). Es importante destacar que en esta oportunidad se ilumina
la misma figura desde cuatro luces diferentes. En primera instancia se habla de
este ser desde la perspectiva de la paciente en el estado entre vidas
materiales; es decir en un momento de existencia más sutil donde se revisan los
elementos no aprendidos y por aprender de la experiencia material. Allí la
paciente se refiere a un ser que podría ser enganchado con la imagen que ya nos
hicimos del Zeus astral, aunque no lo menciona con ningún nombre en particular.
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Arconte en la mitología moderna |
La mujer se refiere a él como un
Ser Supremo, sin nombre, siendo él quién decide en el proceso de reencarnación,
es además quién advierte que si un alma rechaza reencarnarse tendría un
retroceso y no lograría evolucionar para ayudar a otros seres. Es aquí cuando
la hipnosis toma un giro inesperado y el terapeuta se dirige directamente a
este ente y lo interpela, lo que se puede recopilar de las palabras de este ser
se enmarca en que él realmente no es un Ser Superior, pero si es está muy cerca
del Ser Superior; siendo así algo como un intermediario entre Dios y los seres
que experimentan los ciclos de reencarnación. Se ve a sí mismo como un
Protector y nos recuerda que los seres humanos debemos aprender aquello que
esta designado para nuestra evolución, que no estamos preparados para dejar de
encarnarnos y que si lo hacemos quedaríamos en el “espacio”.
Posteriormente, el alma o ser
astral de aquella paciente se comunica con una entidad de otro planeta con un
grado evolutivo más alto y le pregunta por aquel Ser. Esta entidad se refiere a
él como un Ser Superior y un Protector que se asegura que todos los seres en
aprendizaje material asimilen aquello que debe asimilar. Es aquí cuando
Calogero toma una vía bastante audaz y orienta al cuerpo “astral” de la
paciente hacía el Origen de Todo; este es pues un lugar con muchos nombres y se
destaca por ser un emplazamiento donde reina la paz, la tranquilidad y el
entendimiento. Una vez allí se le pide que observe a ese Ser considerado como
superior. La paciente refiere que definitivamente no es un Ser Superior y que
tiene un entendimiento limitado del Universo que cree que se debe seguir
determinado proceso forzosamente siendo esto un autoengaño para Él mismo.
En adición, la paciente una vez
en aquel lugar entiende que se reencarna para aprender y entender que el cuerpo
físico y las situaciones no son limitaciones para la potencialidad del Ser
(entiéndase como el Ser de cada uno), que la idea de todo este asunto que
llamamos vida es llegar a comprenderlo todo; pero que con sólo llegar hasta
allí, el Origen de Todo, ya se comprende todo y no es necesario seguir la voluntad
de aquel ser que se autodenomina el Protector. De hecho afirma, que la mayoría
de los seres que llegan a ese sitio/estado llamado El Origen de Todo deciden
volver a los mundos y reencarnar para ayudar a otros seres en sus procesos de
entendimiento.
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Arconte en la mitología moderna |
Es en este punto, donde la paciente
revela que se trata de más de una entidad regente y que se autodenominan los
Protectores. Siendo seres que llegaron a ese rol porque decidieron dejar de
reencarnar y se autoerigieron en aquella posición. En general son seres
benéficos que tratan de asegurar que el ser “experimentador” evolucione,
aprenda pero a veces asumen que hay un solo camino para tal fin; siendo este
camino el que ellos mismos experimentaron en su propio proceso de encarnaciones
y que tercamente manifiestan como el único. Influenciando de este modo, en
ocasiones negativamente, los procesos propios de otros seres. De hecho, cuando
se le pregunta a la mujer por los “arcontes” ella dice que son cuatro, siendo
seres que trabajan en el planeta Tierra ayudando a evolucionar al ser humano y
que la mayoría de las veces son positivos y ayudan a aquel que lo necesita.
Llegando un poco más lejos se
pueden asociar las imágenes del dios águila Zeus y de los arcontes con algunas
doctrinas religiosas y esotéricas. Pero antes de continuar debo señalar que
dicha palabra tiene su origen en el idioma griego y se utilizaba comúnmente en
la antigüedad para referirse a una amplia variedad de cargos administrativos y de
regentazgo a nivel regional o local.
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Demiurgo gobernado el globo |
En arreglo a lo anterior, me
referiré tangencialmente al antiguo gnosticismo cristiano. Esta corriente del
Cristianismo primitivo abogaba que el mundo material y el cuerpo del ser humano
en si no eran más que el producto de la creación de un ser que se
autoproclamaba dios y que estúpidamente había hecho todas las cosas equivocadamente.
Dicho ser se denominaba el Demiurgo y estaba asistido por algunos ángeles
malvados llamados arcontes. Es aquí donde debo admitir que no comparto la
visión “fatalista” de dicha corriente de pensamiento, por la sencilla razón que
no creo que “todo lo bueno” se encuentre en el mundo de las ideas o en el
espíritu y que “todo lo malo” se manifieste pesadamente en lo físico; en pocas
palabras no soy platónico. En nuestra dimensión y en el nivel vibratorio en el
que nos encontramos cada polo necesita del otro y siendo así más bien complementarios.
Por otro lado, si recurrimos al
ocultismo moderno encontramos una reveladora y sugerente cita de Madame
Blavatsky la precursora de la Teosofía, entre otras corrientes de pensamiento:
“Los cuatro seres celestiales son los protectores de la Humanidad y también los
Agentes del Karma en la Tierra” (DSI, p 126). Aquí se habla de cuatro seres que
controlan la “Rueda de las Reencarnaciones” en nuestro planeta y que se pueden
asimilar a los arcontes referidos por las pacientes de Calogero Grifasi!
Ahora bien, según la primera
paciente referida en estas líneas uno de dichos arcontes se trata de un ser con
cabeza de águila que tiene por nombre Zeus. Asimismo, indagamos a través de la
segunda paciente que se trata de cuatro arcontes destinados al planeta Tierra.
Por su parte, Madame Blavastsky puntualiza brevemente sobre su naturaleza y su
función. En adición, en múltiples tradiciones esotéricas o religiosas son
considerados los Registradores del Universo, garantes del Karma, seres dotados de
una inteligencia universal representados al lado de Dios y por tanto seres muy
elevados en la escala de la Creación. Pero, podemos saber algo más de estos
cuatro Regidores del destino de la Humanidad?
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Cuatro Seres Vivientes del Apocalipsis |
La respuesta viene del lugar menos
esperado para una búsqueda de este tipo. En el libro del Apocalipsis en el
capítulo 4 se habla de unos seres que están a los pies del Trono de Dios; son
llamados los Seres Vivientes y tienen unos atributos muy especiales. Además de
tener ojos por todo el cuerpo, incluyendo en su interior de manera que ven todo
lo que pasa en el trasegar de la vida de cada ser humano, uno de ellos tiene
cabeza de hombre, otro tiene cabeza de león, otro tiene cabeza de toro y el
último tiene cabeza de águila. Que similitud con el Zeus astral, Regente de los
seres humanos!. En este pasaje de la Biblia se habla de ellos como adoradores
de Dios, pero en otros apartes se los refiere como escribas y administradores
de la Humanidad, y como tal testigos de las acciones, pensamientos, palabras y
omisiones de cada hombre, mujer o niño ante el Trono del Creador.
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Seres Vivientes de la visión de Ezequiel |
Pero las referencias bíblicas no
terminan ahí; en Ezequiel capítulo 1 se habla de la visión que tuvo este
profeta del Trono de Dios. En resumen ante él aparecieron inicialmente cuatro seres dotados
de cuatro caras, una de hombre, otra de león, otra de toro y una última de
águila. Seres con varios pares de alas y con patas de becerro que caminaban
hacia las cuatro direcciones de la Tierra desde un punto central; simbolizando
así los cuatro puntos cardinales, los cuatro elementos, las cuatro estaciones,
etc. Pero lo más interesante es que a cada uno de estos Seres Vivientes le
acompañaba una rueda que demostraba sinergia con los movimientos su Ser
correspondiente. El profeta Ezequiel es aquí enfático al decir que la rueda
seguía a cada Ser Viviente: “Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando
ellos se paraban, se paraban ellas; asimismo cuando se levantaban de la tierra,
las ruedas se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes
estaba en las ruedas” (Ez 1:21). No es acaso esta rueda una referencia directa
a la famosa “Rueda de la Reencarnación”? Si es así, no está en consecuencia esta
experiencia terrenal fuertemente influida por estos Seres Vivientes?
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Representación antigua de un Lamassu |
Igualmente, y cambiando un poco
la luz con la que se mira este tema nos vemos evocados a mencionar a los
Lamasu. Estos seres tiene una cabeza humana, cuentan con un par de alas de
águila, tienen cuerpo y cuernos de toro y sus garras son de león (no obstante
hay ligeras variaciones entre diferentes representaciones de esta entidad).
Este ser mítico reúne todos los atributos de los seres vivientes de Ezequiel,
sólo que con divergencias anatómicas. Lo llamativo aquí es que estos seres se
encuentran ya en las estelas y mitos de los antiguos sumerios; la civilización humana
más arcana de la que se tiene registro!. Estos seres eran divinidades
protectoras del hogar y de la Humanidad para estos primeros pueblos, permeando
el arquetipo a prácticamente todas las culturas del Próximo Oriente en
diferentes periodicidades cronológicas. De hecho, la traducción de Lamassu al
acadio es Kuribu de donde viene la palabra Querubín, heredando también sus
atributos y significados; la única diferencia es que el querubín del
Cristianismo sólo tiene forma de hombre con alas.
En efecto, es curioso que para
algunas corrientes místicas cada uno de estos Seres Vivientes se asocia a uno
de los ángeles, arcángeles o querubines (dependiendo de la jerarquía angélica
que se consulte) principales de la tradición judeo-cristiana. Así Miguel se
relaciona al León, Gabriel al Hombre, Rafael al Toro y Uriel al Águila. En este
orden de ideas puede ser Uriel otro nombre atribuido a Zeus, Taranis, Thor,
Lui-Sin entre otros?
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Dios sumerio con cabeza de águila |
Del mismo modo, seres con fisionomías
iguales al Zeus astral hacen parte de los grabados más antiguos de las culturas
sumeria y egipcia. Así, como en múltiples tradiciones mitológicas-religiosas
del mundo entero adoptan diferentes deidades o seres con cabeza o rasgos taurinos,
felinos o simplemente humanos. Así pues, bajo cuantos nombres?, en cuantas culturas se
han representado y manifestado estos Regentes de la Humanidad?. Cuál es su
verdadera influencia en nuestra vida diaria? Cuál es su poder sobre nuestro
karma y sobre nuestra evolución? Hasta dónde debemos escuchar su voz y desde
dónde debemos alejarnos de sus designios? No son hasta cierto punto los guardianes
de nuestra prisión kármica? No son acaso como padres protectores que quieren
guiar a sus hijos, cortándole las alas inconscientemente para evitarles mayor dolor
y sufrimiento? Acaso existen esos elementos dañinos de los que nos quieren
proteger estos Seres Vivientes y no serán tal vez estos peligros fruto de Sus
propias sombras? Puede ser posible que la imagen de ese Indra inseguro y celoso respecto al ser humano, pueda ser aplicable los Seres Vivientes?. Multitud de preguntas nacen aquí!.
Finalmente, lo único que puedo
hacer es votos por entender un poco más este asunto de los Protectores, su
influencia, su labor y nuestra verdadera posición respecto a ellos mismos y su
voluntad.