Las mejores épocas de nuestras vidas son aquellas en las que acopiamos el suficiente valor como para rebautizar nuestra maldad como lo mejor que hay en nosotros"

Friedrich Nietzsche

sábado, 16 de agosto de 2014

El Camino de Shiva

Tool, una de mis bandas de rock favorita se caracteriza por hacer magnificas canciones. Una de ellas es Lateralus, del disco homónimo del año 2001. Navegando en la red encontré un interesante análisis de este track; el cual cuelgo en este artículo.


Según este vídeo la canción se basa en la secuencia Fibonacci. Este patrón numérico fue descubierto por Leonardo de Pisa, también conocido como Fibonacci, en la Edad Media. La sucesión numérica básicamente describe un comportamiento en el que partiendo del 0 y el 1, cada término es la suma de los dos anteriores. Así, si sumamos 0+1=1, 1+1=2, 1+2=3, 2+3=5, 3+5=8 y continúa hasta el infinito. Lo interesante de este patrón es que describe el crecimiento de la mayoría de las plantas e incluso de los animales (conocida como la sucesión de Durero; basado por supuesto en Fibonacci). De hecho el cuerpo humano comporta este mismo patrón, siendo uno de los ejemplos más claros las falanges de los dedos.

El punto está en el comportamiento de espiral que adopta la sucesión. Una espiral ascendente de hecho y se denota además cierto comportamiento cíclico de la misma, al describir dicho patrón  en forma de espiral. A este respecto, es interesante ver como esta banda de rock progresivo (léase también como metal alternativo) no sólo elabora una canción basada en este secuencia, sino que también proponen una letra que invita al oyente a vivir de una manera que evoque dicha espiral ascendente. Siempre creciendo hacia afuera, moviéndose, mutando y abrazando todo aquello que venga en la experiencia humana. De este modo, estableciendo cierta conexión con el Universo y la divinidad encerrada en cada ser humano.

En conjunción, más allá de la compatibilidad filosófica que este concepto supone con mis propias creencias quiero ver el tema desde el abordaje de Shiva, el segundo dios de mi triada. Es él el garante del movimiento centrífugo del Universo. El dios que a través de ciclos de destrucción/re-creación hace que la espiral hacia afuera de la existencia se mueva y que no permite que la experiencia se estanque; en últimas es aquel que asegura la renovación y con ello la vida.  Si aplicamos la sucesión de Fibonacci a su arquetipo nos damos cuenta que Shiva al ser el dios de la espiral hacia afuera, del movimiento y también lo es del crecimiento, del desarrollo. De este modo, y conectando mi creencia que en la Sombra está lo necesario para evolucionar y completarse a sí mismo, se puede decir que el dios tiene algún vinculo con la sombra personal – por algo también es el dios de la naturaleza indómita e ignota incluyendo la del propio ser humano -.


Por tanto, Shiva es el dios del crecimiento constante, de los ciclos de renovación, de la muerte y la vitalidad primigenia, de la sombra y la sabiduría, pero también del equilibrio. No debemos olvidar nunca el equilibrio que nos enseña del dios respecto de lo que denominamos “el bien y el mal”. Finalmente, si el patrón de la naturaleza – entendida en un amplio espectro - nos es develado a través de una secuencia numérica, de la espiral y de Shiva… por qué no escuchar su voz?

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