Las mejores épocas de nuestras vidas son aquellas en las que acopiamos el suficiente valor como para rebautizar nuestra maldad como lo mejor que hay en nosotros"

Friedrich Nietzsche

viernes, 22 de agosto de 2014

Aunque lo Quise

No tengo la fe, la obediencia ni la entrega de las verdaderas  gentes del Libro; aunque lo quise.

No tengo una familia, “núcleo de la sociedad”, con una linda mujer, un par de hijos, un perro, una casa, un auto y una finca; aunque lo quise.

No tengo una visión del mundo que encaje en el patrón socialmente aceptado; aunque lo quise.

No tengo la resignación ante la realidad, esa la feliz estupidez del hombre común – del alegre televidente-; aunque lo quise.

No tengo la capacidad de la sutil hipocresía, ese arte de tener vidas paralelas. Donde en una se es el padre, esposo, trabajador, ciudadano ideal mientras que en la otra se desfoga la volcánica pasión de la vida; aunque lo quise.

No tengo la definición sexual exclusiva casi vocacional del heterosexual, ni la solidez estructural de orientación, por encima de todo,  del gay; aunque lo quise.

No tengo la capacidad para mantener, y para ser feliz, en una relación de pareja convencional. Ese imperativo de clausura, de exclusividad, de autosustento y de resignada humildad; aunque lo quise.

No tengo el cuerpo perfecto, la sonrisa inmaculada, la actitud arrolladora que me abriría las puertas de los caminos, los cuerpos y los corazones; aunque lo quise.

No tengo el dinero o el éxito profesional sin límites que me propuso la sociedad en la que nací; aunque lo quise.

No soy el padre ideal, sin errores, siempre modelo a seguir, un refugio en la tormenta; aunque lo quise.

Sin embargo, a pesar que quise todo esto, y lo intenté con todas mis fuerzas sin lograrlo, si miro hacia adentro; si me alejo de los afectos y los estándares sociales puedo decir que he ido encontrando la felicidad. Porque cada vez siento que me acerco más a quien soy en realidad; un ser humano mortal y un ser espiritual eterno que debe vivir una determinada experiencia por cierto maravillosa, aterradora, desoladora, triunfante, profunda, sobrecogedora, hermosa y llena de amor a la que comúnmente llamamos vida.


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