En un cuaderno viejo me encontré con estas líneas; aunque son un poco
duras muestran lo que es la verdadera y salvaje voz de una Sombra relegada a la
profundidad del Abismo interior. Espero la disfruten sin prejuicios.
“Ser” me ha costado mucho. Llegar
a ser “alguien”, convertirme en la “persona” que soy ha requerido un sacrificio
muchas veces insoportable. Ha implicado la automutilación constante,
fehaciente, férrea de los aspectos no aceptables para el “yo-policía”. Aquel
represor, ese fascista que me somete a la más absoluta ignominia para recibir
palmaditas en la espalda por parte del “yo-social”; ese polite y acomodaticio
personaje que orquesta mis visiones de la realidad y las alinea con lo que el
consenso social requiere. Este proceso me ha dejado una sensación indefinible,
pero poco tranquilizadora.
Es precisamente esa parte de mi
ser; sometida, esclava y condenada perpetuamente la que odia sin límite. La que
busca salir a toda costa, asesinando todo a su paso. Físicamente este
cautiverio me hace apretar los dientes: conteniéndolos para no morder y comer
la carne fresca de las víctimas propiciatorias de mi rebelión interna. Estoy
harto de este proceso de autorrepresión y autocontención; de ser un ente de luz
y de bondad. La bestia que han hecho ese par de enajenados personajes, el “yo-policía”
y el “yo-social”, quiere emerger para practicar ritos satánicos sobre las
carnes de sus tristes ofrendas: los antiguos verdugos.
Es la sombra la surge de las
tinieblas de su abismo, de su cárcel, de su esclavitud, de su penuria. Trayendo
consigo el fuego de la vendetta no sólo para sus captores y sino para todos los que han
dominado el resultado de estos ejercicios crueles de construcción – contención.
El salvaje ser oscuro quiere asesinar impíamente a aquellos oligarcas y parásitos
tecnócratas que con su vida de confort han insultado a la bestia. Que con la
desigualdad satisfecha han humillado los anhelos del Abismo de igualdad, libertad y
fraternidad. Son aquellos intocables y alabados hipócritamente en el ámbito
social y económico que el demonio interno quisiera apuñalar una y otra vez en
el vientre de su ambición, para libar sus manos con sangre, excrementos y
trozos de vísceras; así reivindicar el fruto de la retribución inmisericorde.
Estoy cansado de estar en manos
de estos insensibles, acomodados, indiferentes y despóticos reyezuelos. Pero
sobretodo de la tiranía que yo he impuesto sobre mí mismo para encajar. Para
alcanzar ideales de éxito, crecimiento personal y satisfacción material; que no
son más que falacias al servicio de los infames que están en el poder y que
quieren una masa popular dócil y maleable a las ‘’necesidades del Mercado’’. Lo
que es lo mismo que una población amoldable a los requerimientos de sus propios
intereses egoístas.
Por supuesto, allí también encaja
la relación con lo divino, lo cristiano en particular. Ese afán de tomar lo sacrosanto y
cagarlo generosamente o metérmelo en el culo, porque no se trata sino de
autocomplacencia o del apaciguamiento timorato del alma enajenada que grita
desde su celda.
Pero finalmente lo que quiero es
salir de la Oscuridad y del Abismo. No ser bueno, ni políticamente correcto
sino Ser. Destruir este ''yo'' lleno de hipocresía, mentiras y miedos para respirar
el aire fresco de la libertad. No quiero enfatizar sólo en la Luz; sino en las
Tinieblas también porque de igual modo son mi heredad. De hecho, el asesino caníbal
debe salir y fundirse en uno con el ángel de santidad. El ser entregado al
camino de la Verdad!
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