Debo ser sincero. Siéndolo diré que me encantan las mujeres inteligentes y putas. Esas "rameras" que de chica plástica no tienen mucho, pero que les encanta una buena verga entres sus carnes. Una mujer auténtica, que no le de pena aceptar su humanidad; sus deseos, los olores de sus elementos, sus ganas de vivir y de gozar de su vagina y de su cuerpo.
Estoy muy cursi y cómo esa no es la idea, diré que entre más putas más me gustan, entre más penes se quieran comer más me excitan, entre más quieran vivir y gozar más las deseo. Porque es precisamente eso lo que me atrae: la sensación arquetípica que al hacerlo y aceptarlo sin tapujos se convierten en diosas de la vida, en madres de la humanidad, en receptoras de la energía universal de la que está hecho el mundo y los sueños.
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