Esta semana
he estado muy sensible al tema de la muerte. La muerte de una persona que no
conocía me ha impactado poderosamente. Además, haber sabido los detalles de ese
fallecimiento (ruin, violento y a traición) me han golpeado todavía más. Era un
hombre joven, extranjero, inteligente y, según lo que he escuchado, una persona
maravillosa a la que jamás tuve la oportunidad de ver siquiera.
Coincidencialmente, he escuchado estos días, y reescuchado continuamente, una
canción espiritual cristiana del folk estadinense que habla del descanso que
trae la muerte; para ir a los paraísos celestiales que se encuentran en los brazos de Dios. Yo
en lo particular no soy cristiano y algunos versos de esta canción
disonan teatralmente con mi manera de ver el mundo. Pero la sigo escuchando.
Esta pieza musical se llaman “I am a poor wayfaring stranger” y he preferido
oírla en la voz del extraordinario Andreas Scholl.
Quiero
compartirla con ustedes por una razón que no entiendo. Cómo dije anteriormente
no me identifico con el cristianismo casi en nada, pero la persona que he
mencionado si vinculaba esta creencia de manera profunda. Tal vez sea la
conexión que existe entre todos los seres humanos la que me toca en lo más
profundo, la que hace que me identifique con creencias que no son mías, la que
le da voz a los muertos a través de los vivos, la que pone a mi alrededor una
consciencia inequívoca de la inminencia de la muerte y de la fragilidad del ser
humano, la que me comunica realidades profundas de la existencia; con cierto
tono melancólico y de esperanza aceptante del que en mi vida diario carezco
tanto.
Soy un pobre
caminante extranjero,
Viajando por
este mundo de aflicción,
Pero allí no
hay enfermedad, trabajo duro o peligro,
A ese
brillante mundo, dónde yo voy.
Voy yendo
allí,
A ver a mi
padre,
Voy allí sin
importar lo demás,
Yo sólo voy
hacía el Jordán,
Yo sólo voy
a mi hogar.
Veo nubes
negras,
Que se
juntan a mí alrededor,
Conozco mi
camino,
Es duro e
inclinado,
Pero
hermosos campos se extienden ante mí,
Dónde los
redimidos de Dios,
Su vigilia
mantienen.
Voy yendo a
casa,
A conocer a
mi madre,
Me dijo que
me conocería cuando viniera,
Yo sólo voy
hacía el Jordán,
Yo sólo voy
a mi hogar.
Pronto seré
libre de las pruebas terrenales,
Mi cuerpo
descansa en el campo de la vieja iglesia,
Yo bajaré la
cruz de la autonegación,
Y ganaré mi
gran recompensa.
Voy yendo
allí,
A ver a mi
Salvador,
Para cantar
Su alabanza por la eternidad,
Yo sólo voy
hacía el Jordán,
Yo sólo voy
a mi hogar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario