Las mejores épocas de nuestras vidas son aquellas en las que acopiamos el suficiente valor como para rebautizar nuestra maldad como lo mejor que hay en nosotros"

Friedrich Nietzsche

sábado, 18 de enero de 2014

Sin Título o I Am a Poor Wayfaring Stranger

Esta semana he estado muy sensible al tema de la muerte. La muerte de una persona que no conocía me ha impactado poderosamente. Además, haber sabido los detalles de ese fallecimiento (ruin, violento y a traición) me han golpeado todavía más. Era un hombre joven, extranjero, inteligente y, según lo que he escuchado, una persona maravillosa a la que jamás tuve la oportunidad de ver siquiera.

Coincidencialmente, he escuchado estos días, y reescuchado continuamente, una canción espiritual cristiana del folk estadinense que habla del descanso que trae la muerte; para ir a los paraísos celestiales  que se encuentran en los brazos de Dios. Yo en lo particular no soy cristiano y algunos versos de esta canción disonan teatralmente con mi manera de ver el mundo. Pero la sigo escuchando. Esta pieza musical se llaman “I am a poor wayfaring stranger” y he preferido oírla en la voz del extraordinario Andreas Scholl.

Quiero compartirla con ustedes por una razón que no entiendo. Cómo dije anteriormente no me identifico con el cristianismo casi en nada, pero la persona que he mencionado si vinculaba esta creencia de manera profunda. Tal vez sea la conexión que existe entre todos los seres humanos la que me toca en lo más profundo, la que hace que me identifique con creencias que no son mías, la que le da voz a los muertos a través de los vivos, la que pone a mi alrededor una consciencia inequívoca de la inminencia de la muerte y de la fragilidad del ser humano, la que me comunica realidades profundas de la existencia; con cierto tono melancólico y de esperanza aceptante del que en mi vida diario carezco tanto.



Soy un pobre caminante extranjero,
Viajando por este mundo de aflicción,
Pero allí no hay enfermedad, trabajo duro o peligro,
A ese brillante mundo, dónde yo voy.

Voy yendo allí,
A ver a mi padre,
Voy allí sin importar lo demás,
Yo sólo voy hacía el Jordán,
Yo sólo voy a mi hogar.

Veo nubes negras,
Que se juntan a mí alrededor,
Conozco mi camino,
Es duro e inclinado,
Pero hermosos campos se extienden ante mí,
Dónde los redimidos de Dios,
Su vigilia mantienen.

Voy yendo a casa,
A conocer a mi madre,
Me dijo que me conocería cuando viniera,
Yo sólo voy hacía el Jordán,
Yo sólo voy a mi hogar.

Pronto seré libre de las pruebas terrenales,
Mi cuerpo descansa en el campo de la vieja iglesia,
Yo bajaré la cruz de la autonegación,
Y ganaré mi gran recompensa.

Voy yendo allí,
A ver a mi Salvador,
Para cantar Su alabanza por la eternidad,
Yo sólo voy hacía el Jordán,
Yo sólo voy a mi hogar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario