El tema animal me conmueve. Los adoro, los admiro y hasta cierto punto me parecen dioses; guías espirituales para la humanidad. Tengo cinco gatas y cuatro pericos y si pudiera tendría más!. Hace un tiempo dirigí una fundación para el rescate animal dónde se salvaron decenas de perros y gatos del abandono, el maltrato y la muerte. Soy consciente que el tema animal es una cuestión de responsabilidad humana, y que en la esterilización y la educación se encuentra la solución a la mayoría de los casos de maltrato y abandono de estos compañeros de existencia.
Por otro lado, como carne, tengo colgados al cuello varios colmillos, cuando pequeño me divertía a diario matando insectos con fuego o por ahogamiento y alguna vez maté un gato con mis manos solamente por ira.
El lector se preguntará por la incoherencia de mi relato. La respuesta es soy incoherente porque soy un ser humano; no soy una máquina, un ideal o un mito deificado. Tal vez he hecho muchas cosas por los animales en un intento por negarme a aceptar el sádico animal que llevo dentro.
Pero ya es hora de aceptarlo, seguiré dándole a los animales a mi alrededor el amor, el respeto y la
protección que les merezco. Pero siempre con equilibrio (psicológicamente llevando colmillos de animales por ejemplo), teniendo en cuenta que no soy, que no he sido y que no seré el salvador de los animales. Pero si una persona que ha decidido amarlos y devolverles el favor de su presencia haciendo lo mejor por ellos.
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